Cantidad de información que la gente publica sobre sí en el exterior,
rastreando de todo, desde la opinión pública hasta revoluciones.
El esfuerzo del grupo da a la Casa Blanca una instantánea diaria del
mundo con base en tuits, artículos de periódicos y actualizaciones de
Facebook.
El Centro de Fuentes Populares de la agencia a veces revisa 5
millones de tuits por día. Los analistas también inspeccionan canales
noticiosos de televisión, estaciones locales de radio, salas de “chat”
en internet, todo aquello a lo que la gente pueda tener acceso y
contribuir.
The Associated Press obtuvo una vista al parecer sin precedente de
las operaciones del centro, incluso una gira por sus instalaciones
centrales. La AP accedió a no revelar el lugar exacto y a resguardar la
identidad de algunos que trabajan allí porque gran parte del trabajo
del centro es secreta.
Desde árabe hasta mandarín, desde un tuit indignado hasta un blog
juicioso, los analistas recogen la información, a menudo en una lengua
autóctona. La comparan con algún periódico local o una conversación
telefónica interceptada. A partir de esos datos, compaginan un cuadro
que llega a los mayores niveles de la Casa Blanca. Puede ser un atisbo
en tiempo real, por ejemplo, sobre el ánimo reinante en una región
después de la operación comando que mató a Osama bin Laden, o quizás una
predicción de qué nación en el Oriente Medio está madura para una
rebelión.
Por cierto, vieron que se estaba gestando la rebelión en Egipto,
aunque no sabían exactamente cuándo podía estallar, dice el director del
centro, Doug Naquin.
El centro había “pronosticado que los medios sociales en lugares como
Egipto podían constituir una amenaza para el régimen”, afirmó en una
entrevista.
Esas oficinas de la CIA fueron creadas en respuesta a una
recomendación de la Comisión del 11 de Septiembre, con prioridad
antiterrorista. El organismo predecesor sufrió cortes de personal en los
años 90, algo que la dirección de la CIA prometió tratar de que no
vuelva a ocurrir.
Los varios centenares de analistas del centro —la cifra total es
secreta— rastrean una amplia gama de temas, incluso el acceso de los
chinos a internet y el ánimo prevaleciente entre la población de
Pakistán.
Aunque la mayoría de los analistas están en Virginia, también
trabajan desde embajadas estadounidenses en todo el mundo para ver más
de cerca a sus sujetos.
El análisis del centro se incorpora al informe diario de inteligencia
para el presidente Barack Obama de una forma u otra. El material suele
usarse para responder preguntas que plantea Obama a su círculo de
asesores de inteligencia.
El centro se concentra en el extranjero, aseguró la portavoz de la
CIA Jennifer Youngblood. “La revisión de los medios sociales en el
exterior es sólo una pequeña parte de lo que hace esta habilidosa
organización. No hay ningún esfuerzo para revisar a los
estadounidenses”.
Como director, Naquin es identificado públicamente por la agencia, aunque el lugar del centro se mantiene en secreto para impedir ataques, físicos o electrónicos.
Naquin cree que la próxima generación de medios sociales
probablemente serán redes de teléfonos celulares por suscripción como
las que el Talibán usa para enviar mensajes entre cientos de seguidores
en Afganistán y Pakistán. Esas redes sólo pueden ser penetradas por
oficinas técnicas de la inteligencia estadounidense, como la Agencia
Nacional de Seguridad, aunque Naquin pronostica que sus colegas hallarán
un modo de adaptarse, tal como lo hace el enemigo.
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