Este año que paso (2015), tuvimos dos nuevas generaciones de
procesadores de Intel, una de ella aún localizada en el socket 1150 y la
otra destinada al nuevo socket 1151. Ambas han salido al mercado con
unos pocos meses de diferencia pero
¿cuál es el motivo de esto?
Skylake, Broadwell, Haswell… ¿qué es esto?
Bueno, para los que no estéis muy acostumbrados a bucear entre blgos
de tecnología, cada familia de procesadores que Intel saca al mercado,
recibe un nombre en clave, algo muy común en el sector. Para ponernos en
situación, Haswell suponía la cuarta generación de procesadores Intel
Core, a la vez que Ivy Bridge fue la tercera o Sandy Bridge la segunda.
En este post hablaremos de la quinta (Broadwell) y sexta generación
(Skylake) y de cuáles son sus modelos más icónicos.
Resaltar, además, que en cada una de estas generaciones están disponibles los procesadores i3, i5 o i7 así que, por ejemplo, el i7 4770K pertenece a la cuarta generación.
Broadwell
En esta generación nos encontramos con varios modelos como son el i5-5675C y el i7-5775C
pero no todo se queda aquí y es que en equipos portátiles también
podemos encontrar procesadores basados en esta quinta generación. Se
trata de los Chips Core M como el que está disponible en la Vexia Portablet Core M 11.6″,
la cual implementa el Core M 5Y10. Pero ¿qué novedades introducía este
frente a Haswell? Bueno, nos encontramos que el proceso de fabricación
para Broadwell ha sido llevado a cabo en 14 nm lo que supone que hay un
mayor rendimiento combinado con una mayor eficiencia energética. Esto
supone, por supuesto, una menor temperatura y, además, una mayor
duración de batería en equipos portátiles y tablets.
Destacar que, al igual que en Haswell, Broadwell
también dispone de versiones “K”, cuyo multiplicador ha sido
desbloqueado con el fin de que puedas elevar su rendimiento pero esto no
será todo.
Nos encontraremos en estos equipos una renovación en el
apartado gráfico, implementando Iris Pro (Intel HD Graphics 6000 e Intel Iris Graphics 6100),
la GPU más potente que se haya incorporado en una CPU y es que
permitirá ejecutar juegos a resolución 1080p y correr contenidos
multimedia en 4k. Hablando en cifras, nos encontramos con hasta un 22% más de rendimiento en gráficos 3D con respecto a la generación de gráficos anterior. Esto supone que su TDP será de 65W.
Destacar que, si valoráis renovar vuestro actual Haswell y montar un
Broadwell, estos son compatibles con placas base que incorporen los
chipset Z97 y H97.
Skylake
Al igual que Broadwell, Skylake también cuenta con un proceso de
fabricación en 14 nanométros pero que ha sido mejorado con respecto a Broadwell, además de dar el salto a un nuevo socket (1151) y chipset (Z170 / H170 / B150).
Llama la atención como particularidad el hecho de que sea compatible
con memorias DDR4 y DDR3 de forma simultánea aunque las últimas
informaciones vertidas desde Intel desaconsejan utilizar memorias DDR3
con chips Skylake.
Pero hay que destacar que Intel crea sus procesadores utilizando un método denominado como “tick/tock”, donde en esta ocasión tick se ha correspondido con Broadwell y tock con Skylake.
En el primero de ellos lo que se lleva a cabo es una mejora de la
tecnología de fabricación, lo cual permite la creación de de
transistores más pequeños, llegando a una reducción del 50 por ciento en
el área de sus transistores.
Esto supone, como ya he comentado, un
menor consumo a la misma frecuencia de funcionamiento, permitiendo con
ello añadir más bloques que sean funcionales. Por su parte, Skylake ha
sido tock, rediseñando la arquitectura del procesador. Nos encontramos
aproximadamente con el mismo número de transistores pero con un diseño
más eficiente. Esto se traduce en mejoras que supondrán un 5-10% frente a la anterior generación añadiendo, además, un mayor soporte para nuevas tecnologías.
No tan parecidos
De todas formas, mantienen aspectos en común y es que cuentan con la misma tecnología de fabricación (14 nm), están divididas en las mismas familias (Xtreme, S, U, NUC e Y)
y misma cifra de núcleos. Pero supongo que lo que más querréis saber es
cuáles son sus diferencias. Pues bien tenemos, como ya comentaba antes,
soporte para memoria DDR3 y DDr4 de hasta 64 GB en Skylake mientras que Broadwell se conformará sólamente con DDR3.
Esto suponge también un cambio de chipset y socket (Z100 Series y 1151) mientras que Broadwell se quedará en las mismas versiones de socket y chipset que Haswell. Con respecto a los gráficos, sus Iris Pro
incorporarán memoria integrada en el procesador la cual funcionará como
una caché de nivel cuatro, produciendo con ello una mejora de
rendimiento (esto será interesante para aquellos que no estén pensando
en montar una tarjeta gráfica dedicada). Por último y poniendo la vista
en el futuro, hay noticias que apuntan a la aparición de PCIe 4.0 por lo que la próxima actualización (2017) de Skylake, será compatible con este estándar.
Actualizar o no actualizar… esa es la cuestión
Bueno, ni que decir tiene que si te has hecho recientemente con un Broadwell o uno de los últimos Haswell como pueden ser los 4790k o 4690k,
la respuesta es clara. Hay que tener en cuenta que el cambio a esta
nueva generación supone algo importante y es que, como recomendación,
apostaríamos por memorias DDR4. Todo esto supondrá una importante
inversión aunque en su favor hay que decir que tendrás disponibles los
últimos estándares de puertos Thunderbold y M.2 SATA o NVME.
¿Te cambiarías a Skylake?