Hace unos años nos parecía que la calidad del DVD era lo más. Luego
llegó la Alta Definición y se volvió a redefinir (y nunca mejor dicho)
el concepto de calidad de imagen y sonido gracias al 1080p. A día de hoy
se ha hablado mucho de la Ultra Alta Definición, o UHD, aunque es una
tecnología que sigue desarrollándose. Sin embargo, no podemos pasarla
por alto: ya es una realidad, y como tal tiene todos los visos de
convertirse en el nuevo estándar de resolución del futuro.
Uno de los movimientos de la industria es que nada de lo que tengamos
se quede estancado, que siempre quede espacio para algo más. El FullHD
estaba bien para las pantallas pequeñas y de tamaño medio, pero se ha
demostrado que para pantallas más grandes se requiere de más definición.
Eso, y que la industria nos crea la necesidad de creer que nos falta
más definición. A día de hoy la UHD se está llevando a pantallas que no
son ni mucho menos tan grandes, pero es cierto que aún queda cierto
camino por recorrer para que llegue a todas partes.Podemos ver la UHD
todavía lejos, pero algunos fabricantes han comenzado sus flirteos con
esta tecnología. Sobre si es o no necesaria, eso está por verse y no nos
corresponde a nosotros juzgarlo, pero lo que sí es cierto es que ya lo
estamos viendo, y es hora de saber de qué va la Ultra Alta Definición, y
qué aplicaciones tendrá en un futuro cercano. De eso va el artículo que
os hemos preparado hoy.
Vamos a hacer un resumen de lo que
sabemos hasta el momento, y también recopilaremos tanto los tipos de
aparatos compatibles con los conocidos 4K y 8K, además de qué tipo de
tecnología usan, y sus aplicaciones. Con dicha información, ya podremos
hacer un juicio de valor sobre el uso final de la UHD, aunque, como
decíamos antes, eso quizá sea lo menos importante de este artículo.
La Ultra Alta Definición está viniendo. Es como una visita que
esperamos pero que aún tardará en llegar, aunque llegará seguro. En
algún punto nos encontraremos con ella y entonces podremos saber si
valió la pena la espera.
¿Quieres saber más?
¿Qué es la resolución 4K?
A estas alturas de la película, el 4K está bastante impuesto (aunque
no tanto como cabría esperar, tal y como veremos después), pero ¿sabemos
qué es realmente el 4K? ¿Alguien se ha parado un momento a
explicárnoslo? Aquí en Noticias3D estamos dispuestos a ello, así que
prestad atención, porque vamos a entrar en materia de la manera más
didáctica, y sencilla, posible.
El 4K es la resolución que llega a
los 4.096 x 2.160 píxeles, por lo tanto, en comparación con 1.920 x
1.080 del FullHD, supone 4 veces más definición que ésta última (2 veces
más ancho y 2 veces más alto). Hay que recordar que los 4.096 x 2.160
se aplican al Full 4K, mientras que lo habitual es que en las
televisiones veamos más los 3.840 x 2.160 píxeles del formato panorámico
16:9. Así que el 4K, como el 1080p y otras tantas resoluciones, puede
variar ligeramente dependiendo de la relación de aspecto a la que nos
refiramos.
Por lo tanto, nos tiene que quedar claro que el 4K hace referencia a
la resolución que veremos en pantalla, y no tanto a los formatos u otros
detalles. Hay que distinguir el 4K del cine o del sector profesional
del doméstico. El primero se escapa un poco a nuestras atribuciones,
pero permitiría básicamente la grabación a esta resolución y su
exposición en pantallas de cine o en estudios. Actualmente disponemos ya
de equipos de grabación digital 4K comercialmente alcanzables, cuyo
elemento común es la resolución (pueden variar los píxeles verticales
ligeramente). En el sector profesional hay que distinguir entre los
distintos estándares según hablemos del cine digital (estándar
académico, de cine digital 4K, etc.) o de post-producción (apertura
total 4K y académico). Esto nos dice básicamente que contamos con
diferentes relaciones de aspecto y resoluciones, que van de los 7
millones de píxeles a más de 12 millones.
Pero lo que a nosotros
nos interesa es el 4K doméstico, el que podemos ver en casa. Visualizar
4K en nuestra casa va a depender de tres factores: que nuestro televisor
soporte dicha resolución, que tengamos contenido a dicha resolución, y
que contemos con un cable que nos permita visualizar todo el conjunto. A
día de hoy ya podemos conseguir televisores 4K, pero hay que tener en
consideración si éstos representan un 4K o uno “falso” (es decir,
combinando 4 paneles 1080p). Para eso habrá que mirar las
características del aparato e informarse, pero a día de hoy ya salen
todas con una resolución 4K nativa, sin aditivos.
Por supuesto, el
cable que conectemos es esencial. Para lograr una resolución 4K
disponemos de algunas opciones: HDMI (la versión 1.4 permite un 4K a 24
fps, mientras que la versión 2.0 ya lo permite a 60 fps), y DisplayPort
(es la mejor opción, porque según la versión del cable, como la 1.4,
permite incluso 8K a 60 fps). Hay que tener en cuenta la calidad del
cable, y la longitud, porque ha quedado demostrado que cables muy largos
pueden desembocar en una pérdida de ancho de banda. Además, la calidad
del mismo es igualmente importante, ya que nos pueden vender un cable
con componentes de alta calidad y luego ser inferior en todos los
aspectos. Así que cuidado.
Por último, sin el contenido poco 4K vamos a ver. Si no disponemos de
material 4K para ver está claro que no servirá de nada que tengamos una
pantalla compatible y el mejor cable del mundo. Actualmente hay escaso
material audiovisual a esta resolución, pero poco a poco vamos viéndolo.
Hasta ahora sólo estamos hablando de un 4K para cine doméstico (luego
veremos qué hay que hacer para jugar a esta resolución), de manera que
para disfrutar del 4K tendremos que contar o con un servicio de
streaming que reproduzca a esta resolución, o bien archivos físicos con
esta calidad. Actualmente todavía no contamos con Blu-ray 4K ni nada
parecido, así que hay que confiar en servicios como Netflix o servicios
de TV por cable para confiar en 4K, además de las resoluciones que se
pueden conseguir a través de un PC. Así que hay que pensar que, por
ahora, el 4K tampoco es la panacea.
¿Qué es la resolución 8K?
Antes de entrar en lo que se necesita para jugar a 4K, y la
diferencia que hay entre conseguir esta resolución en una pantalla de
televisión para ver una película y jugar al último título de moda,
veamos cuál será el próximo paso al 4K.
Pues el 8K. No hay que
pensar mucho. La ultra alta definición del futuro duplicaría nuevamente
los píxeles y llegaría a nada menos que 7.680 x 4.320, que se dice
pronto. Aquí estamos hablando de una definición que se ha visto en pocas
ocasiones y que, por el momento, forma parte de la proyección de futuro
de los dispositivos de visualizaciones. Si por el momento el 4K se está
implantando, y a un ritmo lento, es obvio que el 8K tardará aún más
tiempo en imponerse, si es que llega a hacerlo. Pero está claro que, al
parecer, aumentar la definición para que el ojo humano no capte los
píxeles es la meta de los fabricantes, aunque ha quedado sobradamente
demostrado que esta definición dependerá del tamaño de la pantalla…
Y es que no es lo mismo que poner un 4K en una pantalla de móvil que
en una TV de 55 pulgadas, ya que la densidad de píxeles (o cantidad de
píxeles por pulgada) no es la misma, y nuestro ojo podrá apreciar más o
menos el punto. En cualquier caso, la tendencia es a aumentar la
cantidad de píxeles en la medida de lo posible, y llevar dicho aumento a
todos los terrenos, ya sea en salas de cine, en pantallas de TV o en
nuestro móvil o smartwatch. El 8K parece lejano, pero dada la velocidad a
la que se mueve la industria, quizá antes de lo que nos imaginamos lo
tendremos entre nosotros.
Por el momento, y como decimos, se trata
de un formato casi exclusivo del cine digital y de ordenadores (8K) y
en mucha menor medida de la televisión digital (8K UHDV), y al igual que
el 4K dispone de algunas diferencias respecto al factor de forma: 17:9
para el formato 8K de cine (8.192 x 4.320, o 35,3 megapíxeles) y 16:9
para el formato 8K UHDV (7.680 x 4.320, o 33,1 MP).
No hay muchos
ejemplos con esta cantidad de píxeles en el mercado, ya que se trata de
una tecnología bastante nueva como aquel que dice. De hecho, el primer
intento de 4320p no se estandarizó hasta 2012, después de que los
japoneses comenzaran su desarrollo en nada menos que 1995. No ha sido
hasta comienzos de 2015 que el consorcio MHL no ha propuesto un estándar
de cable para soportar el 8K, un conector superMHL de 32 pins
reversible que otorgaría 8K a 120 fps, 48 bits de vídeo, soporte
dinámico de alto rango y espacio de color Rec. 2020, aparte de carga
eléctrica de hasta 40 vatios. DisplayPort tiene su versión 1.4a, que
soportaría también esta resolución, y VESA prepara algo parecido para el
año que viene.
Como vemos, es una tecnología que si bien lleva muchos años en
desarrollo, aún es incipiente, y prematura si tenemos en cuenta que el
4K está todavía implantándose (y le queda todavía tiempo para su
imposición). Tardaremos un poco en verla entre nosotros, así que hasta
ese momento, sin duda, oiremos hablar mucho de ella.
4K en mi ordenador
Todo esto está muy bien, es estupendo, pero vamos a lo que realmente nos
importa: ¿cómo juego a 4K en mi PC? Al fin y al cabo, Noticias3D es de
hardware, y eso de la teoría nos encanta, pero aún más la práctica en lo
que se refiere al PC. Repasaremos ahora los requisitos indispensables
para poder mover 4K en nuestro ordenador.
Primero de todo, una diferenciación. No es lo mismo querer jugar en
4K que reproducir un vídeo en 4K. Para lo primero requeriremos de más
potencia que la para lo segundo, aunque para esto último no nos servirá
cualquier cosa. A día de hoy, un procesador potente con tarjeta gráfica
integrada ya es capaz de reproducir vídeos 4K (por ejemplo, un Intel
Core i5 de la última hornada). Eso, unido a una placa base que tenga al
menos una salida HDMI debería bastar para vídeos a alta resolución (eso y
todo el software necesario para ello).
Jugar es otra cosa.
Entraña otros elementos, pero al final es más o menos lo de siempre:
potencia suficiente para que todo funcione. Veamos los elementos
imprescindibles para jugar a 4K:
- Procesador: No nos va a servir un Celeron. Mínimo un Intel Core i3 de última hornada. Si bien haría bastante cuello de botella, lo suyo es que la máquina vaya holgada en CPU para que la GPU no haga cuello de botella. Al fin y al cabo, algunas tareas las realizará el procesador, y mejor cuanta más potencia. Si hablamos de 4K, a día de hoy un Core i7 es la opción más idónea (mejor si es un Haswell-E o un Skylake).
- Tarjeta gráfica: Es la parte esencial. Hablar de 4K es hablar de mucha resolución, y a día de hoy no todas las GPUs pueden con ella. Para AMD, mínimo una Radeon 390, y para NVIDIA una GTX 970. Por supuesto, si hablamos de resolución, la cantidad de VRAM es esencial, ya que la resolución de las texturas se acumula en la memoria de vídeo, así que cuanto más mejor (4 GB mínimo). Adicionalmente, decir que se puede conseguir 4K si desactivamos otros filtros, ya que el chip gráfico puede adaptarse si no le exigimos tanto, pero si hablamos sólo de resolución, éstas serían las conexiones mínimas.
- Cable y conexión: En principio, con un cable HDMI 1.4 dispondríamos de 4K, eso sí, sólo a 30 fps, lo que es imperdondable para un gamer. O tenemos una conexión HDMI 2.0 y un cable a juego, o veremos un 4K con cierto parpadeo. En principio, un cable y una conexión DisplayPort no tiene ese problema, y es garantía de que funcione desde el principio.
- Monitor: Por supuesto, al final todo se reduce a si nuestra pantalla soporta 4K, o por mucho que tengamos todo lo anterior no servirá de mucho. Veamos en las especificaciones que soporte esa resolución de forma nativa, que tenga conexión adecuada, y ya que estamos, que tenga el tamaño que buscamos.
Es pronto para hablar de lo que nos depara el futuro, pero puestos a
conjeturar, y dada nuestra experiencia, podemos decir que a la ultra
alta definición le queda un largo camino por recorrer. A día de hoy, y
como ya hemos explicado, uno de los primeros pasos de la ultra alta
definición, que es el 4K, es reproducible en pocos contextos: mediante
streaming (por ejemplo, YouTube, aunque sólo con algunos navegadores; o
NetFlix), con escasos contenidos a esta resolución, y pantallas
compatibles aún algo caras, pero mucho menos que hace un tiempo atrás.
Quizá esto último, los televisores, sea la parte más conciliadora con el
4K por ahora, porque se están abaratando los costes, y ya disponemos de
muchas opciones interesantes, con lo que comienza a ser una alternativa
a tener en cuenta.
Aún y así, el contenido original en 4K es muy escaso, así que no
podemos comenzar a pensar en una verdadera revolución en este sentido.
Con medios originales que aún redundan en el 1080p, como el Blu-ray, por
ahora tenemos que recurrir a Internet para disfrutar del 4K. En España,
por ejemplo, ni el 1080p está implantado del todo, con cadenas de
televisión emitiendo sus contenidos con resoluciones inferiores o
mediante rescalados. Ni qué decir tiene que en cuanto a medios
propietarios, el Blu-ray se vende bien pero lejos del DVD, que sigue
siendo suficiente para una gran mayoría de público. Algunos medios se
atreven con la opción previa al 4K, que es el 2K (2.048 x 1.080 y
definiciones derivadas), y así lo vemos incluso en PC cuando nuestras
tarjetas gráficas no pueden con el 4K. Así que aún queda bastante para
adentrarnos en la ultra alta definición.
Si el 4K aún está en
pañales, como aquel que dice, ¿cómo pensar siquiera en el 8K? Y aún más,
¿qué puede haber tras eso? Nadie lo sabe. Si nos aventuramos a seguir
la tendencia de la industria, ¿qué nos impide pensar en un 16K o en un
32K, por poner sólo un par de ejemplos? Lo que hay que preguntarse es si
aumentar la definición es lo que los fabricantes e investigadores deben
hacer, o si todo se trata en mejorar lo presente y en crear un mayor
valor añadido, es decir, incrementar las propiedades del 1080p y el 4K
con nuevos formatos, mayor paleta de colores, o efectos nuevos tipo
holográfico. Por supuesto, la definición no lo es todo, pero con la
irrupción de las soluciones de realidad virtual, parece que las altas
resoluciones son esenciales para los cascos y headsets que trabajan con
los mundos virtuales, con lo que aumentar la resolución parecería la
tendencia natural. Habrá que ver si la industria y la propia necesidad
de los consumidores van a la par, porque una cosa es lo que el sector,
incipiente, no lo olvidemos, de la realidad virtual requiera, y otra muy
distinta es lo que el usuario final requiera para un uso doméstico
estándar.
Sea como sea, estaremos atentos a lo que pueda ocurrir, porque si de algo estamos convencidos es de que en los próximos años el panorama de la Ultra Alta Definición será apasionante. Por ahora, quizá seguiremos esperando a que se mejoren las tecnologías de los paneles actuales, aunque sea hablando de las mismas resoluciones que conocemos.
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