Cuando decidimos utilizar un tipo de teclado u otro, más allá de la funcionalidad y la estética una cuestión a cuidar es la comodidad. Lo mismo podríamos decir de los ratones. Porque está claro que los periféricos ergonómicos nos ayudan a trabajar mejor. Y se nota cuando pasamos a un equipo que no cumple con estas condiciones.
Dos ejemplos muy claros son los teclados y ratones ultraplanos que últimamente se ven cada vez más. Tienen un diseño muy cuidado, pero yo no los recomendaría para un uso intensivo. La posición de las manos al escribir o el posicionamiento la manejar el ratón no son los más adecuados y a la larga acaban por sobrecargar al trabajador. Para un uso normal, en la empresa no existe problema. Si cambiamos habitualmente de tarea, utilizamos teclado, pasamos a leer o no estamos más de seis horas con las mismas tareas repetitivas.
Un ejemplo para el que este tipo de periféricos no iría bien son aquellas tareas en las que debemos estar constantemente haciendo uso del ratón, no tanto en movimiento como pulsando alguno de los botones. Por supuesto los ratones con diseños lúdicos, tipo un ratón con forma de coche o similares para nada se recomiendan en el trabajo.
Por supuesto en los portátiles muchos apuestan por un ratón mini, que es algo más cómodo que un touchpad, pero que si vamos a trabajar toda la jornada con el portátil mejor apostar por un ratón convencional. No nos va a ocupar mucho más que el mini en el maletín del portátil y lo agradeceremos al final de la jornada.
Son aspectos que muchas veces se descuidan e influyen de forma decisiva en el rendimiento, el número de pulsaciones que somos capaces de realizar, etc. No se trata de coger ni el ratón y teclado más económicos del mercado, ni aquellos que tienen un diseño más espectacular, debemos buscar un equilibrio entre calidad, ergonomía y diseño.
Dos ejemplos muy claros son los teclados y ratones ultraplanos que últimamente se ven cada vez más. Tienen un diseño muy cuidado, pero yo no los recomendaría para un uso intensivo. La posición de las manos al escribir o el posicionamiento la manejar el ratón no son los más adecuados y a la larga acaban por sobrecargar al trabajador. Para un uso normal, en la empresa no existe problema. Si cambiamos habitualmente de tarea, utilizamos teclado, pasamos a leer o no estamos más de seis horas con las mismas tareas repetitivas.
Un ejemplo para el que este tipo de periféricos no iría bien son aquellas tareas en las que debemos estar constantemente haciendo uso del ratón, no tanto en movimiento como pulsando alguno de los botones. Por supuesto los ratones con diseños lúdicos, tipo un ratón con forma de coche o similares para nada se recomiendan en el trabajo.
Por supuesto en los portátiles muchos apuestan por un ratón mini, que es algo más cómodo que un touchpad, pero que si vamos a trabajar toda la jornada con el portátil mejor apostar por un ratón convencional. No nos va a ocupar mucho más que el mini en el maletín del portátil y lo agradeceremos al final de la jornada.
Son aspectos que muchas veces se descuidan e influyen de forma decisiva en el rendimiento, el número de pulsaciones que somos capaces de realizar, etc. No se trata de coger ni el ratón y teclado más económicos del mercado, ni aquellos que tienen un diseño más espectacular, debemos buscar un equilibrio entre calidad, ergonomía y diseño.
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